martes, 18 de diciembre de 2012

Se moja Santiago


 los transcunsales segundos que recorre una gota desde los nubascos blanquecinos y grisáceos  de la capitalia, atochada de automáticos hierros.

 Envenenados estamos, contaminados de la miseria en la que se han convertido los pensamientos cotidianos de la humanidad perruna, animalesca. De los cada vez más fallecidos verdosos pastizales.

 Nos hemos acostumbrado a  la creciente masa gris ciudadanesca y bulliciosa.

 Enloquecimos mas rápido que el ritmo de los aconteceres, pensamos merecer la pena, la cárcel y el hambre. Nos conformamos con supuestas comodidades indisfrutables  y arrodillamos nuestros saludables cuerpos ante reyes miserables, putrefactos, malolientes, moribundos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario